Por Andrea Galantti.
Las modelos, descontracturadas y elegantes, desfilaban a la expectativa del público ya deslumbrado por la mera presencia del mítico diseñador de una de las casas más relevantes de todos los tiempos.
Siguiendo el estilo cubano, "Qué bola Coco" fue el nombre elegido por la casa francesa para bautizar la colección crucero 2016/17.
Vibrantes amarillos, rosas, naranjas y turquesas, integraron la paleta de la colección inspirada en los colores de las fachadas barrozas del centro histórico de la ciudad. A la vez, pisaron fuerte los géneros naturales como los linos y algodones que le daban un aire más casual.
Respecto de los accesorios, los sombreros Panamá y una boina muy transgresora que nos recuerda al Che, certificaban nuestra posición en el Caribe pero siempre, con el equilibrio perfecto característico del espectacular evento de la moda.
Los
tradicionales géneros a cuadros de la casa remataban en flecos, acompañados por
broches de camelias, mangas vaporosas, terminaciones de plumas, encajes y
lentejuelas que daban un aire fresco para asistir a fiestas, con impronta retro
de los locos años 20.
Si bien
comprar prendas Chanel es un lujo para muy pocos, presenciar este show fue un deleite para muchos, cuyos invitados al banquete fueron en su mayoría cubanos.
La noche
terminó con un baile al compás de los típicos sonidos caribeños en la Plaza de
la Catedral de la Habana Vieja, el corazón barroco y hedonista de la ciudad,
frente a San Cristóbal, una de las más hermosas iglesias del siglo XVIII
latinoamericano.
Fuente: Revista Doquier.
Fuente: Revista Doquier.
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