Ayer Karl Lagerfeld transformó el
Grand Palais de Paris en el Club Cambon, una visión contemporánea de un club
nocturno con decorado minimalista. La música del
compositor francés Sebastien
Tellier ambientó el desfile.
El diseñador presentó una colección depurada y sutil en donde la cintura femenina
cobró gran protagonismo. El blanco, el rosa y el negro dominaron la paleta de
colores. La icónica chaqueta se transformó en un bolero con hombros redondeados
y mangas 3/4. Los vestidos confeccionados
en telas vaporosas combinaban a la perfección con géneros más armados creando así
volúmenes en pechos y caderas. Corsets bordados con lentejuelas y piedras se presentaron
con zapatillas deportivas que inyectaron juventud y osadía a los conjuntos.
El cierre del desfile estuvo a cargo de la musa del diseñador, Cara Delevingne, vestida de novia y Hudson, hijo de la modelo Brad Kroening
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