El poder soberano de
las familias reales de Europa puede ser una cosa del pasado, pero en el siglo
XXI, los miembros de la realeza moderna continúan hechizando a los viajeros.
REINO UNIDO, romance
real
El
príncipe William y Kate Middleton podrían haberse conocido mientras estudiaban
en Escocia, pero fue en Londres que su final de cuento de hadas finalmente se
hizo realidad.
Cuando el Príncipe
William se dirigió a su nueva esposa en el balcón del Palacio de Buckingham en 2011
y dijo: ' te quiero. Un beso más. "Era el típico final de cuento de
“fueron felices y comieron perdices”, la
concreción de un romance real que verdaderamente había cautivado al mundo.
Hoy esa magia real
sigue hechizando a los visitantes que llegan a la capital del Reino Unido. “Tienen
una juventud, glamour y belleza que trasciende completamente la celebridad",
dice la guía londinense Angela Akehurst. "Esta es la historia real de una niña,
una plebeya, que creció para convertirse en una princesa. Es irresistible".
No se equivoca. A
pesar del aire frío, hay cientos de turistas amontonándose en las puertas
doradas del Palacio de Buckingham para fotografiar el balcón que se hizo famoso
por ser donde tuvo lugar el beso de bodas de esa tímida maestra de 19 años de edad,
Lady Diana Spencer y su nuevo marido de 32 años, príncipe Charles en 1981.
Treinta años más
tarde más de 2 billones de personas sintonizaron para ver por tv la boda de su
hijo mayor y más de 1 millón salieron a las calles hacia el Palacio de Buckingham.
NEGOCIOS
REALES
Sonriendo, ella
muestra detrás de la estatua gigante de la Reina Victoria para mostrar la ruta
que la feliz pareja tuvo mientras iban en el Aston Martin de colección del
príncipe Carlos desde la recepción de la boda en el Palacio de Buckingham a la
residencia real de Clarence House. Hoy en día, nadie está en casa, pero todavía
está repleto de turistas que con sus celulares sacan fotos a la fachada del
lugar.
A la vuelta de la
esquina de Clarence House están las Torres de Ladrillo del Palacio de St. James
del siglo XVI construidas por Enrique VIII. Cerrado al público, el edificio se
utiliza para asuntos oficiales de la realeza. Aquí es donde Mary Tudor firmó el
Tratado que entregó el último de los territorios continentales de Inglaterra,
Calais, en Francia y Elizabeth I se estableció allí para inspirar a sus tropas
contra la Armada española. En 2012, se anunció en este palacio que el Príncipe
William y su esposa estaban esperando un bebé, el tercero en la línea al trono.
"Creo que la
Kate-manía ha usurpado el interés en la princesa Diana", dice Kerry
Taylor, una especialista de la moda vintage y dueña de la casa de subasta, que hizo
historia cuando vendió un vestido negro de 1981 usado por la Princesa Diana en
su primera aparición pública con el príncipe Charles por 192 mil Libras
Esterlinas. En el 2011, Taylor vendió un vestido común de estudiante usado por
Kate Middleton antes de que ella se convirtiera en la duquesa de Cambridge por
76 000 Libras Esterlinas. "Lamentablemente, no recibimos ninguna oferta
del Príncipe William", dice Taylor.
PROVEEDORES
OFICIALES DE LA REINA
Cerca de St. James
puede verse el escudo de armas en algunos negocios seleccionadas en calles como
St James Piccadilly, Jermyn Street o Pall Mall, denotando (con ese escudo) que
dichos negocios son proveedores oficiales de la Reina Elizabeth II y el Duque
de Edimburgo, o del Príncipe de Gales.
Estos pueden
variar de la joyería de Bentley & Skinner donde podemos encontrar tanto a
las invaluables piezas de Fabergé así como a los porteros uniformados o, la
farmacia de 200 años de Dr Harris donde la orden del príncipe de Gales se
ilumina por encima de brochas de afeitar y crema para después de afeitar hasta
negocios de vendedores de queso real como Paxton & Whitfield donde Caitlin
Barrow tiene “cerca de 300 variedades, pero nuestro bestseller es Cheddar
Montgomery, excepto en Navidad, cuando el queso que más se vende es el Stilton”.
Cerca de allí,
John Lobb Bootmaker, titular de dos órdenes reales, ha calzado pies reales
desde la época del rey Edward VII en el siglo XIX. Un par de zapatos a medida
puede costar desde 2 980 Libras Esterlinas.
“¿Qué es lo que
nos hace especiales? Hacemos que la gente se sienta cómoda en sus zapatos”, dice sonriendo el director Jonathan Lobb.
"No quedan muchos zapateros como nosotros y nuestros zapatos duran para
toda la vida. Hace poco tuvimos un par de zapatos en reparaciones que habíamos
hecho en 1970".
En Turnbull &
Asser, por encima de un arco iris hecho de tela de camisa, se pueden ver
fotografías de clientes satisfechos como por ejemplo la de los actores Al
Pacino y Michael Caine. Los Príncipes William y Harry también figuran dentro de
los clientes satisfechos aunque no estén retratados.
"Nuestros
clientes han viajado mucho y saben lo UN NOVIO ORGULLOSO que quieren",
dice James Cook del Departamento donde las camisas a medida empiezan de 225 libras
esterlinas. "Quieren una camisa que los haga sentir mágico cuando se la
pongan. Suena caprichoso, pero una vez que te ponés ropa a medida nunca podés
volver atrás".
RELAJACIÓN
REAL
Después de una
tarde intensa de mirar vidrieras, es tiempo para tomar una copa. En frente de
los tótems temáticos de la Polinesia que están en la puerta de Mahiki, la
discoteca favorita de los príncipes Harry y varios solteros de la realeza, el Ritz,
es el lugar ideal para el té caliente y escones frescos.
Con sus interiores
de estilo Luis XVI el hotel regularmente ha sido anfitrión de los romances reales.
Aquí fue donde el rey Edward VII solía cenar con la divorciada de alta sociedad
Wallis Simpson antes de abdicar para casarse con ella, y donde el Príncipe
Carlos apareció en público con su segunda esposa Camilla Parker-Bowles por primera
vez.
En Londres, la
historia real nunca está lejos. A cinco minutos a pie desde el Ritz se
encuentra Garrard, la joyería que en 1981 vendió el anillo de compromiso de
zafiro valuado en 28 000 Libras Esterlinas de la princesa Diana. En 2011,
Williamse lo dio a su futura esposa. "Esta es mi manera de mantener a mi
madre cerca de toda la diversión y emoción de la boda", dijo.
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