Por Mariana Boggione
Con una vasta trayectoria en el
ámbito del periodismo y la política, nuestra destacada de hoy se pone al
servicio de la sociedad comunicando las necesidades sociales más profundas y tomando
el pulso de una realidad que sorprende día a día. Fue Diputada Provincial y
Presidente del ENAPRO; aparte de su importante presencia en los medios, en
especial con su programa de radio “Convenio”, que desarrolla hace 28 años.
Una mujer con convicciones
arraigadas, que ve a la política y el periodismo como “primos hermanos”, “porque
el periodismo muestra los problemas sociales y la política es el instrumento
para resolverlos”. Mujeres Chic comparte hoy su cercano diálogo con María
Herminia Grande.
¿Cómo descubriste tu vocación por el periodismo?
Recuerdo que tenía 9, 10 años, y
ya mandaba con un pseudónimo (María Guillermina) algunos sueltitos al diario de
mi ciudad, Rafaela. Después, en 1º o 2º año mucho tuvo que ver la escuela.
Teníamos un mimeógrafo, yo editaba la revista de la escuela, y había una
profesora que nos guiaba y nos fomentaba la posibilidad de hacerlo, así que ahí
se fue desarrollando el tema…
En esta época en la que la imagen es la protagonista, ¿cuál es la magia
que sigue dando vida a la radio?
La radio es el aquí y ahora por
excelencia, es el otro percibiéndolo sin verlo. La radio sigue siendo magia.
Los que tenemos muchos años en radio, aunque parezca mentira, percibimos cuando
te están escuchando y cuándo no… es una cosa bastante mágica.
Ya son 28 años haciendo tu programa de radio “Convenio”… toda una
trayectoria, ¿te imaginabas que tendría tan larga vida?
No, para nada. Nunca pienso en
cómo van a terminar los proyectos, porque creo que, al igual que la vida de
uno, uno va haciendo mientras tiene vida… y los proyectos son así, uno va
haciéndolos, entonces no pude pensar en ninguna proyección, sino en hacer.
La política es otra cosa, es
prima hermana del periodismo. La política sí necesita proyectar, desde hoy
pensar en mañana, sino nos va mal.
¿Por qué te adentraste en su momento en el mundo de la política?
Hace ya 10 años no estoy trabajando activamente en política, pero
quien ha pasado alguna vez por la política creo que nunca abandona el enriquecimiento
– y en esto entiéndaseme bien – que permite ese pasaje. ¿Qué quiero decir con
esto? La política implica un instrumento para modificar situaciones que no
están bien en una sociedad. El periodismo puede informar de esa situación. Por
eso digo que son “primos hermanos”, porque el periodismo muestra, pone el dedo
en la yaga de donde mayores problemas sociales hay; y la política es el
instrumento para resolverlos. Entonces, quien ha pasado una vez y ha tenido la oportunidad
de abrazar este instrumento para resolver los problemas de la gente, no lo
puede olvidar nunca más. Es un enriquecimiento del conocimiento.
En tu trayectoria como Diputada Provincial presentaste una gran
cantidad de proyectos, ¿cuál creés que brindó más enriquecimiento?
De los proyectos que me
aprobaron, uno que fue muy discutido y que yo hubiese querido no hacer por la
realidad que suponía, es el que preveía que los fines de semana, los feriados y
vacaciones los chicos siguiesen comiendo en las escuelas donde había comedores,
porque las panzas no cierran cuando aparecen los feriados.
Fue muy debatido y finalmente fue
aprobado, y hoy tengo entendido que sigue perdurando. Obviamente me hubiera
gustado no hacerlo por lo que implica… uno pretende que los chicos coman en sus
casas con sus padres y no en un comedor,
pero la realidad manifestaba una necesidad. A veces hay que ir dando respuestas
coyunturales a problemas que son estructurales, para ir luego intentando
solucionar estos últimos.
En el año 2000 fuiste presidente del ENAPRO (Ente Administrador del
Puerto de Rosario) y luego publicaste el libro “Puerto de Rosario: Vientos de Cambio”… ¿a qué
cambios te referías? Hoy, a más de 10 años, ¿cómo ves la situación?
Elegí ese título por varias
razones. Primero y principal, nosotros queríamos vientos limpios, de cambio,
que todo sea transparente, y que el Puerto de Rosario volviese a recuperar su
esplendor y su buen nombre.
Ahí comenzamos a trabajar en
diferentes direcciones. Volver a privatizarlo, ponerlo en funcionamiento,
recuperarlo y sanearlo económicamente. El otro punto era que se reconcilie con
la sociedad, y la sociedad con él.
Siento que he cumplido esa meta,
y las administraciones posteriores se habrán encargado de hacer lo que faltaba.
¿Hoy en día qué temas son los que más te preocupan y ocupan en tu labor
periodística?
Me sigue ocupando la corrupción,
principalmente. La política hoy tiene que dar respuesta a los pobres, a quienes
están más alejados de cualquier posibilidad. Hoy por hoy, cuando aparece la
corrupción uno siente que la política sigue respondiendo a quienes la necesitan
para seguir aumentando sus privilegios. Pero la política es otra cosa. Ayer conversaba
con Chiqui González, a quien le tengo una profunda admiración, y dijo algo que
a su vez lo rescató de un chico, diciendo que para algunos la cosa pública es
todo lo que tienen, por eso había que cuidarla. Y yo me abrazo a esa
definición. La política tiene que volver a estar con la mirada puesta en los
que más necesitan, sacar a las personas de la pobreza, aunque no termina ahí. Cuando
aparece la corrupción, es absolutamente terrible, porque invalida todo lo
actuado y siempre se perjudica el que menos tiene.
¿Qué desafíos tiene María Herminia por delante?
Yo no soy de las personas que
planifican su vida. Y el periodismo es parte de eso, permanentemente te
sorprende, porque la realidad te sorprende. Entonces me dejo llevar, me gusta
disfrutar de las cosas que hago… hago música, escribo, hago periodismo, y
cuando hice política – a pesar de que fue duro gran parte de lo que me tocó –
también lo disfruté de otra manera: tratando de cotejar a la noche con mi
conciencia había hecho lo que tenía que hacer y poniéndole toda la honestidad
posible a cada acto.
Si tuvieras que elegir una palabra para definirte, ¿cuál sería?, ¿por
qué?
Hay una palabra
que no sé si me describe o me define, pero me surge naturalmente… me gusta
decir “gracias”.
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