María Valeria Lara: “Las puertas están abiertas y uno tiene que cruzarlas.”

Por Mariana Boggione

Entre mesadas, tubos de ensayo y microscopios encontramos a esta joven bioquímica, investigadora del instituto dependiente del CONICET, dentro de la Universidad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), quien ha sido merecedora de importantes becas y distinciones a nivel internacional.
María Valeria Lara, especialista en biología vegetal, une la docencia, la investigación y la maternidad en su vocación de dar al otro lo que ella conoce; ayudando a descubrir nuevos universos.

¿Hay algún motivo por el cual te dedicaste a estos estudios?
Siempre me interesaron las plantas. Desde chiquita siempre observaba qué era lo que pasaba; y como estudiante tuve la posibilidad de empezar a trabajar en una cátedra en la que todos los investigadores se dedican a éste área, así que desde la mitad de la carrera me fui familiarizando y tomándole más cariño a esa rama de las ciencias biológicas.

¿Actualmente cómo es tu actividad profesional? 
Son todas actividades que se van realizando en conjunto. Soy profesora adjunta en la Facutad para las carreras de Biotecnología y Bioquímica; y el mismo centro de investigación está dentro de la Facultad, así que el resto del día se lo dedico a la investigación. También hay alumnos que están haciendo el doctorado y las tesinas de grado, y uno los va formando, vamos analizando los problemas, escribiendo los resultados… En definitiva, la investigación y la docencia van de la mano.

¿Por qué dedicar tu vida a la investigación?
Siempre me interesó descubrir qué está sucediendo en el mundo y poder darle explicación, desde la biología. La docencia siempre fue mi vocación. Vengo de una familia de docentes: mis abuelas, mis padres, mis tíos… y siempre me gustó transmitir. Creo que junto con el alma de madre va el alma de docente: enseñarle al otro e ir soltándolo para que tome su camino.
Viendo hacia atrás, ¿qué puertas te abrió ser becaria del programa L’Oréal-Unesco?
Los científicos estamos acostumbrados a trabajar puertas adentro, encerrados en un laboratorio. Este premio me abrió las puertas de la sociedad. Realmente dio mucha difusión a la actividad que yo hacía, y me brindó muchas oportunidades como ésta, que es poder contarle a la gente qué es lo que uno está haciendo y que vean que somos personas normales. Yo soy una mujer como cualquier otra, que puede dedicarse a estas actividades.
¿De qué otros programas internacionales participaste?
Antes del esto (programa L’Oréal-Unesco) había participado de un programa de Rotary Internacional. Fue muy interesante porque éramos un grupo de jóvenes que viajamos todos juntos por un mes al estado de Kansas. Visitamos muchas ciudades, empresas y universidades en las que compartimos qué es lo que hacía cada uno acá, contándole fundamentalmente cómo somos los argentinos.
¿Qué lugar creés que tiene la mujer en el mundo de las ciencias a esta altura de la historia?
Creo que la mujer tiene un lugar cada vez más protagonista. En realidad yo nunca sentí una diferenciación en las oportunidades que me ofrecían por el hecho de ser mujer. Yo creo que es más el lugar que uno se da, que el que te dan los demás. Por lo menos en el sistema científico no hay una limitación impuesta por el sexo. Es más, en el instituto en el que estoy trabajando somos en su mayoría mujeres… entonces son las metas que uno se pone. Las puertas están abiertas y uno tiene que cruzarlas.
Es alentador escuchar esto en primera persona por una protagonista…
Sí. Incluso yo soy mamá, tengo dos chicos, y me sigo dedicando a la actividad con la misma pasión que antes de tenerlos. No son dos tareas incompatibles. Como toda mamá que trabaja, por supuesto que es un esfuerzo grande tratar de estar en todos los lugares y hacerlo bien, pero es posible.
¿Tenés alguna clave para complementar tu profesión con la vida familiar?
Creo que todo es cuestión de organización y del interés que uno tiene para hacer las cosas. Lo importante es tener el estímulo y, sobre todo, que te guste lo que hacés.

¿Cómo contribuye la actividad investigativa a mejorar la calidad de vida del hombre?
Depende de la actividad a la que uno se dedique los logros van a ser traducidos más rápidamente en un beneficio que aprecie la sociedad o no, pero siempre va a ser un granito que contribuya al día de mañana. Creo que todo lo que hacemos puede contribuir a la sociedad, en el ámbito científico o en la vida social que uno desarrolle.

¿Qué le dirías a un joven que no termina de decidirse por volcarse a la investigación?
Lo que le diría a los chicos que les interesa es que no tengan miedo, que se acerquen, que vean lo que hacemos y las posibilidades que existen. Desde el conocimiento uno puede tomar una decisión más acertada.

¿Qué proyectos te esperan?
En cuanto a la investigación estoy trabajando con el INTA de San Pedro en un proyecto muy interesante sobre durazneros. Como mujer quiero seguir viviendo en familia, acompañar a mis hijos, verlos crecer y enseñarles con el ejemplo.

Si tuvieras que elegir una palabra para definirte, ¿cuál sería?
Creo que las mujeres de hoy en día no somos una cosa, sino muchas: soy madre, docente, mujer, esposa, hija, amiga… una palabra sola me parece que es muy poco.

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