Sandra Corizzo: “No me imagino una vida sin música”


Tiene 42 años, es una artista rosarina, compositora, arregladora e intérprete de gran ductilidad. Sus influencias musicales abarcan desde el jazz y el soul hasta el folk y la música de Brasil. Este viernes Mujeres Chic habló con Sandra Corizzo para conocer su pasado y su presente profesional. Una persona comprometida con lo que hace y con aires positivos porque para ella el mejor momento de su vida “es siempre hoy”.
¿Cuándo comenzó tu amor por la música?
No tengo un recuerdo puntual porque es de toda la vida. Si bien en mi casa se escuchaba mucha música, no tengo antecedentes familiares de músicos. Cuando era chica tuve la suerte de heredar una caja llena de vinilos, a partir de ese momento tuve el acercamiento a un montón de discos desde María Elena Walsh hasta los Beatles. Recuerdo que cuando cumplí 8 años pedí que me regalen un celestín, con ese instrumento tocaba melodías mientras la acompañaba a mi mamá a hacer las compras (ríe).
¿Con qué géneros te identificas más a la hora de componer?
Puedo decirte con los que no me identifico,  más que con los que me identifico porque a mí me gustan muchos estilos de música y varía según la época. No me gusta el heavy metal, ni la cumbia (solo la colombiana), ni la música melódica.
¿Qué valores crees que no le pueden faltar a un gran músico?
Como artista creo que honestidad, y como instrumentista o vocalista tiene que haber un sano equilibrio entre el gusto por el estudio y el trabajo, y el gusto por la belleza sin que llegue a convertirse en algo perfeccionista que inhiba el fluir de lo artístico.  
¿Te fue difícil insertarte profesionalmente y ser reconocida en la ciudad?
Sí,  y a la vez no porque si uno está conectado con los valores que mencioné anteriormente no es difícil. Cada uno sabe qué cosas necesita para seguir funcionando como artista.
¿El mejor momento de tu vida profesional cuál fue?
El mejor momento es siempre hoy.
¿Te quedan sueños o metas por cumplir?
Más que sueños me quedan deseos por cumplir. Son deseos que no sé si son factibles de cumplir,  por ejemplo creo que sería hermoso tocar con Caetano Veloso (ríe). Un deseo más tangible podría ser sentir que cada vez me acerco más al propósito de hacer lo que hago de un modo más relajado y poder disfrutar de eso a pleno.
¿Qué diferencia a tu último trabajo discográfico “Qué se puede hacer salvo ver películas” de los anteriores?
Hay muchas diferencias. La primera es que “Mi jardín vivo” es una suerte de registro de lo mejor que pasó en dos años de la presentación en vivo del show “Mi jardín”. Éste era un show muy lúdico, relacionado con el universo de lo infantil, el juego, y la espontaneidad. En cambio, “Qué se puede hacer salvo ver películas” es un disco de estudio. No tiene lugar a la espontaneidad ni a la improvisación. Es un relato donde se cuenta un poco  cómo se atraviesa un proceso doloroso y se usa a las películas para contar ese relato que subyace de fondo. Todos terminamos viéndonos reflejados en las imágenes de las películas.
¿En tus composiciones hay mucho de tu vida pasada y del presente?
Sí, y creo que uno siempre escribe pensando para otros. Siempre estoy escribiendo desde mi perspectiva.
¿Cómo te definís personalmente?
Yo tengo unas cuantas definiciones. Tengo declaraciones públicas como nerd, un mix entre nerd autista mezclada con una neurótica obsesiva (ríe). Pero en el fondo de todo esto soy una buena persona. Dependiendo el instante que esté atravesando pueden aflorar más o menos características de mi persona. Pero sí podría decir que soy la persona que se ve en el fondo de todo mi trabajo.
¿Quiénes han sido tus maestros inspiradores?
Muchos. Cuando era chica mi maestra de música de la primaria. En el secundario tuve una maestra de historia con la cual tuve una conversación muy breve con ella que me cambió el destino. A los 14 años yo no sabía lo que iba a estudiar y ella me ayudó a decidirme por la música. Otros de mis maestros inspiradores fueron Lucho González y Jorge Fandermole. Y sigo teniendo maestros porque tomo clases de canto con Graciela Mosoni,   y con Patricia Mateos hago un trabajo de educación corporal. Esto me sigue dando muchos frutos.
¿Qué valor ocupa la música en tu vida en este momento?
Creo  que nunca podría separarla de mi vida. No es todo pero de algún modo sí forma parte del todo. No me imagino una vida que no tenga música.

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