Lactancia: la continuidad del embarazo y el parto




Por Violeta Vázquez (*)

La leche humana es un tejido vivo, y los especialistas cada vez encontramos menos motivos sensatos para comprarla con la leche de fórmula o con la leche de vaca. La leche humana es la sustancia que eligió la naturaleza para nutrir óptimamente a la cría humana que en nada se parece al ternero. Al tener la información inmunitaria de la madre, el recién nacido cuenta, en su leche, con todos los anticuerpos que su madre desarrolló a lo largo de su vida.


Durante todo el primer año vida, la leche materna es el alimento principal para el niño, incluso luego de comenzar a ingerir alimentos sólidos. Darle jugos, aguas, papillas y semisólidos antes de tiempo no hacen más que perder calidad nutritiva y calorías en la alimentación de los niños, porque estaríamos desplazando a la leche materna, que el primer año de vida es muy superior que cualquier otro alimento (incluidas leches y papillas).

Con la teta hay contacto, sostén, succión, alimento, calor, vinculación, acunamiento, olor a mamá, sonido a mamá, etc. El bebé tiene derecho al cuerpo de su madre, y esa madre para poder ofrecerse al caos de un hijo, necesita del sostén del padre. Por eso es tan importante el rol del varón durante la lactancia.

No se nos cuenta la parte oscura y difícil de tener un bebé, el puerperio es una crisis existencial en la que se nos juegan múltiples vivencias personales y generacionales. Como madres nos solemos sentir agotadas, sin forma, sin tiempo, sin espacio, sin identidad, ultra demandadas, absorbidas, devoradas. Allí es donde la función del varón, para estar disponible y amoroso hacia su mujer, se hace tan importante.

Amamantar puede no ser placentero desde el comienzo. Existen miedos, incomodidades y dificultades propias de este período. Verse amamantando por primera vez puede resultar muy extraño pero cuando dimensionamos que la lactancia es la continuidad del embarazo y el parto podremos entregarnos con confianza a esta nueva etapa de la vida.

Los beneficios de la lactancia son innumerables, incluso para la familia, para la sociedad, para la economía mundial. En salud, comodidad y vínculo. Los beneficios para la salud del amamantamiento se pueden extender a las madres también. Según el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología, el amamantamiento extendido reduce el riesgo del cáncer ovárico y del cáncer de pecho. Los nuevos estudios también han encontrado que las mujeres que amamantan enfrentan un riesgo más bajo de la diabetes iniciada en la adultez del tipo 2, y ellas parecen tener un riesgo más bajo de desarrollar osteoporosis más adelante en la vida.


La Prendida
Para dar la teta es necesario respetar los ritmos que propone el bebé. Recomendaciones: dar la teta a demanda, dejar que el bebé suelte sólo el primer pecho antes de ofrecer el segundo, tratar de iniciar el amamantamiento unos minutos después del parto, no ofrecer sustitutos de la succión o de la leche materna. Ofrecer el pecho ante posibles señales de hambre como incomodidad, manos en la boca y llanto, por supuesto. La mejor forma de asegurarse un triunfo en la lactancia materna es evaluar la colocación del bebé al pecho. Para estar bien prendido, el bebé tiene que:

  • Tomar gran parte de la areola
  • Tener la boca bien abierta y los labios vertidos
  • Tener el mentón y la punta de la nariz rozando el pecho materno
  • Tener su panza en contacto con la de su mamá o su torso siempre mirando en dirección al cuerpo de la madre

El bebé no debe

  • Hacer chasquidos o sonidos de aire dentro de la boca
  • Tener sus mejillas ahuecadas
  • Tomar solamente el pezón (éste no debe salir deformado ni aplastado al final de la toma)

(*) Puericultura, Doula y Docente del Primer Programa Argentino de Formación en Primera Infancia y Crianza (www.primerainfanciaycrianza.blogspot.com) 

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