* Alicia Ferrari: "El zapato refleja la personalidad" *


El taller en el que nos recibió parecía una caja de sorpresas. Telas, colores y texturas por doquier llenaban de un glamoroso empeño el lugar. A un costado, decenas de zapatos de los más variados estilos, a los que, seguramente se ajusta una personalidad diferente. La extraordinaria diseñadora de zapatos Alicia Ferrari es la rosarina destacada de este viernes. Junto a su colega y socia, Vicky Masini, llevan adelante la empresa Alicia Ferrari Calzados Personalizados y ambas son  referentes femeninas de un arduo trabajo normalmente realizado por hombres.

                           
    
¿Cómo comenzaste en el rubro del calzado?
Yo estudié diseño de indumentaria y textil y empecé con ropa y después con los zapatos, pero hacía diseños muy locos. Siempre digo que a mi, el desconocimiento me llevó a adentrarme en el mundo del calzado porque en realidad es un trabajo muy duro, hecho por hombres, y si yo hubiera sabido lo difícil que era, probablemente no me hubiera metido. Estudiaba en Bs. As y un día vi una ojotita muy rara, traída de Europa, y pensé que eso no existía acá. Entonces comencé por esa ojotita y vendí muchísimo. Rosario estaba desprovisto de calzado. En ese momento no había muchos que se dedicaran al rubro así empecé hace unos seis años. Antes hacia otras cosas, pero siempre ligado al diseño y a lo artístico. Uno se va equivocando y va aprendiendo, por ejemplo, yo empecé como mayorista. Siempre hice trabajos raros y fuera de lo común. Y me fui dando cuenta de que me gustaba hacer trabajos más personales. Acá la clienta puede elegir todo, desde el color, el modelo, el taco, la altura de la plataforma, y no va a haber otro igual. Cada zapato es único y artesanal.


¿Cómo se dio la dupla de trabajo con Vicky Masini?
Hace 3 años y medio. Igualmente nos conocíamos del ambiente. Yo la veía trabajar y le decía “Vicky te tenés q venir a trabajar con nosotros”. Somos socias, pero además hay algo que es muy lindo, y es que nos llevamos muy bien. Por supuesto que tenemos discusiones, pero sabemos que nos unen cosas importantes para una sociedad, que son los valores, y las dos tenemos los mismos. Nos tenemos mucho afecto y hay una conexión desde antes de que trabajáramos juntas. Vicky sentía cierta admiración por mí porque yo al principio hacía sandalias y se las llevaba a su papá, que es zapatero, para que él las corte. Ella veía lo que hacía y le encantaba. 

¿Cómo es un día de trabajo en el taller?
Hacemos nuestros diseños, Vicky empieza a hacer la mordería y lo probamos en algún cuero del que tengamos mucho. Si calza bien, a partir de ahí hacemos la muestra y la tenemos acá. Después vienen las clientas y eligen. Les mostramos todos nuestros diseños, aunque por ahí algunas dicen: “Quiero esto” y tratamos de hacerlo. Compramos lamentablemente todo en Bs As. Digo así porque yo amo Rosario, pero muchas cosas no se consiguen. El rubro es más de fabricación clásica, y no hay proveedores de tacos, plataformas o cueros raros. 


¿Hay más hombres o mujeres en este ámbito?
Por ahí no se sabe, pero en este ambiente son todos hombres. La tarea de armar por ejemplo, es un trabajo originalmente hecho por hombres, porque requiere de mucha fuerza. Nosotras lo hacíamos antes, pero empezamos a delegar ciertas cosas. Cuando vamos a comprar materiales a Bs. As., nos pasa que somos las únicas mujeres. Al principio nos miraban raro, ahora ya nos conocen. Es muy gracioso, ¡nos metimos en cada lugar con el auto las dos solas! La mayoría de los diseñadores son hombres, y creo que ellos le ven el lado industrializado, y nosotras lo personalizado. Los diseñadores hombres hacen productos más en serie y justamente lo que nosotras, al ser mujeres, hacemos, es adaptarlos a cada una. El zapato refleja la personalidad.

¿Cómo se inspiran para diseñar?
Compramos revistas francesas. El calzado nuestro es más europeo, nosotras somos muy creativas y nos inspiramos mucho en los materiales. Por ahí, vemos un material fuera de lo común y tratamos de darle forma para adaptarlo a un zapato. Y siempre tratamos de combinar diseño y comodidad y trabajar con materiales nobles, como el cuero. Son como nuestras bases. Lo fundamental es darle el gusto a todas las clientas en todo lo que podamos, que se vayan felices.


¿Se fijan en cada clienta para hacer el modelo?
Si, vemos muy bien como es cada mujer, y tratamos de imprimir eso en el calzado. Ni bien las vemos, se nota qué es lo que les gustaría usar o qué es lo que nunca tendríamos que ofrecerle. Además, la mujer cuando compra se siente feliz. Acá vienen todas con muy buena onda y nosotras intentamos siempre se vayan conformes. Como hacemos trabajos por encargo, para novias, quinceañeras, nos pasa que muchas veces, este taller se convierte en una consejería sentimental. 

¿La mujer tiene una atracción especial por los zapatos?
Sí, hay una especie de fetichismo en torno a los zapatos que todas tenemos. Un vestido común cambia totalmente dependiendo del zapato con el que lo combinemos. El calzado habla de la personalidad de cada mujer. El hombre por ahí es más clásico, pero porque no se le da tanto espacio para que use zapatos de colores o menos habituales.


¿Como creen que ganaron el prestigio obtenido por su trabajo?
Por el tipo de trabajo que realizamos, lo que más funciona es el boca a boca. Los mismos locales de venta de telas para los vestidos de novias, nos recomiendan, o las quinceañeras a las que les hicimos un modelito. Esa es la mejor publicidad para nosotras.

¿Cómo se organizan el tiempo para ustedes y su familia?
Creo que desde siempre la mujer tiene esa facultad de hacer varias cosas a la vez y de adaptarse. Desde el momento en que es madre, con un brazo sostiene a su bebé para amamantarlo y con el otro, cocina o hace otras actividades. Eso es algo particular de las mujeres, así que nos hacemos tiempo para nosotras. 


¿Se imaginan trabajando de esto hasta dentro de muchos años?
Amamos esto. No hay nada mas lindo que hacer lo que a cada uno le gusta. Somos felices. Además, este taller lo armamos con mucho cariño. Cada detalle fue puesto por algo, todo lo que hay tiene un sentido. Y lo más lindo es que tenemos mucha buena onda, eso es algo que nos caracteriza a las dos. Si surge algún problema, sabemos que todo es solucionable. Mientras la gente que queremos tenga salud, lo demás es solucionable. Venimos a trabajar todos los días felices, ¡y cuando no trabajamos nos aburrimos! Realmente, no parece un trabajo, esa es la idea, porque lo disfrutamos mucho, no nos cuesta.

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