Silvana Dal Lago: una emprendedora por deporte


Buscando conocer más acerca de nuestras rosarinas destacadas, esta semana dialogamos con Silvana Dal Lago, titular de una de las compañías textiles más importantes de la ciudad.

Profesionalmente hay mucho para decir sobre ella y su marca. Sonder manufactura líneas de excelente calidad en indumentaria deportiva y cuenta con su propia red de ventas integrada por 10 locales, -de los cuales seis son propios y cuatro operan con el sistema de franquicias-. En Rosario, la firma pisa fuerte en cuanto a presencia y posee además, varios puntos de venta en Santa Fe, Paraná y San Nicolás.

A través de esta charla, descubrimos cómo Silvana supo, a lo largo de los años, construir, consolidar y proyectar una empresa exitosa en donde también encontró un espacio para acompañar diferentes eventos deportivos, su otra pasión. En el camino, y aunque el tiempo no sobrara, decidió junto a sus amigas armar un equipo de vóley que terminó compitiendo en la liga nacional. Además, -y como si todo esto fuera poco-, Silvana es esposa y madre a tiempo completo. ¡Emprendedora si las hay!

¿Cómo nació Sonder?
“Sonder se fue dando día a día. No hubo una planificación en la dije “voy a dedicarme a esto”. Yo arranqué haciéndome ropa para mí, para uso personal, por gusto y porque no encontraba lo que quería.  En el ´89, cuando se cerró la importación, las casas de deporte no traían prendas de licra y fue ahí cuando  empecé a confeccionarlas yo. Para hacer ejercicio, las calzas de ese material son fundamentales porque te permiten moverte bien. En ese momento tuve la necesidad, la posibilidad y el conocimiento como para hacerme las cosas y de ahí fue surgiendo todo. Mi ambiente está relacionado con el deporte, por lo que al principio hacía prendas por pedido y me quedaba con una pequeña ganancia; me dedicaba a eso sacando una mínima diferencia.  Yo nunca me propuse ser una empresaria. En esa época estudiaba para recibirme de óptica, carrera que terminé, pero nunca ejercí”.

¿De dónde surgió el nombre?
“Mi trabajo comenzó en la época en que se competía mucho en aerobic. Una de las categorías era vestuario y yo cosía para mis amigas combinando los colores de las prendas con las zapatillas, etc.  En marzo del ´92 hice un pequeño stock y vendí todo.  Por aquella época firmaba las piezas sólo con la “S”, de Silvana. Después, cuando decidimos tomar en serio esto, lo primero que hicimos fue empezar como una empresa, anotarnos como sociedad de hecho y buscarle un nombre a la marca. La idea era mantener la “S” porque era el mismo logo que veníamos usando, y finalmente decidimos ponerle Sonder: término que surgió buscando en un diccionario alemán y significa “partida exclusiva, edición limitada”. La verdad que calzaba perfecto”.

¿Cómo es para vos trabajar con la familia?
“Yo soy un poco de la idea de que cuando encuentro alguien que me gusta y tiene buena “materia prima” vale la pena. Insisto que cuando hay ganas de hacer las cosas siempre se aprende. Sonder es una empresa de familia y sus empleados son familia. Los considero “de sangre”. Si vos sos una buena persona tu hermana también, tu ambiente también y seguro tiene similitudes con esa “materia prima” que yo busco. Tengo madres e hijos, hermanos, muchos bloques de parientes dentro de la firma.
Siempre trabajé con mi marido. Al principio compartíamos mucho tiempo: apoyábamos la tela, la cortábamos, hacíamos los moldes…Ahora es otra cosa, porque él está más separado de mi trabajo cotidiano. Yo dirijo más y no estoy tanto en la ejecución. Dentro de los roles, yo “mandoneo” más y él me deja…así es más fácil.     
La gracia está en encontrar a la gente, hacer que esté contenta, disfrute y que uno pueda tomar lo que dice el otro, compartirlo, hacerlo y trabajar en conjunto; no pelearte por posiciones encontradas. En general hay una relación muy amistosa en la empresa con todos los empleados, nos llevamos muy bien”.

Antes de fundar Sonder ya jugabas al Voley…
“Yo arranqué con atletismo por mi hermana mayor,  -que trabaja conmigo-. Ella era muy buena en eso y yo era “la chiquita”, la “hermana de Anabela”…hasta que me cansé y me fui al vóley, a ver si podía brillar por mí misma. Del atletismo, que es un deporte individual, al vóley que es un deporte en conjunto aprendí mucho, por ejemplo, a compartir y depender de los demás. Esa fue un poco mi enseñanza empresarial. El deporte fue mi escuela.  Desde los 15 años que juego al vóley. Nunca dejé, salvo cuando tuve a mis 4 hijos. Adoro y amo el vóley”.

Ese deporte también te sirvió para potenciar e instalar la marca…
“En realidad, a los 29 años formamos un equipo con mis amigas. Mi marido nos entrenaba y así nos anotamos en el torneo rosarino. Ahí jugamos un año, al siguiente ganamos el campeonato B y ascendimos a primera división. Al acceder al mejor nivel de Rosario nos obligaron a tener categorías de edad, por lo que decidimos fundar el club. Esto fue en el 2002 y aunque le llamamos Sonder al equipo, y la firma es el principal sponsor y pilar económico, separamos las responsabilidades de la empresa ya que esto es un deporte amateur y sin fines de lucro. Con los años se fue dando que el nivel creció mucho y nos permitió meternos en la liga nacional. Así surgió nuestro club, llamado SondeRosario”.

¿Sentís que los rosarinos acompañan este tipo de propuestas comerciales y deportivas?
“Ese es uno de los desafíos. A mí me gusta mucho “embalar” a la gente, me siento muy rosarina y fanática de mi ciudad. Me gusta poder tener una empresa importante en Rosario que compita a nivel nacional. Es un orgullo. En el deporte me pasó muchas veces, que si no eras de Buenos Aires no existías. El interior está un poco relegado. Para mí, poder hacer ruido desde acá es algo que busco e intento para que todos nos demos esa importancia. Yo soy muy fanática de eso y me gusta marcar la diferencia”.

Sos madre de 4…
“Si, hoy en día me encuentro mucho más organizada. En 2010 la empresa cumplió 18 años y desde el año pasado logré encontrar mis referentes. Eso me da tranquilidad. Hemos crecido mucho más en los circuitos, órdenes y formas, lo que me da más libertad. A medida que uno va creciendo coordina más y ejecuta menos. Eso es mucho más fácil cuando hay gente que trabaja bien atrás tuyo. El tener la libertad de entrar y salir cuando querés es lo más maravilloso que te puede pasar; una gran ventaja con respecto al horario fijo de los empleados. Esa libertad te da un plus importante.
En la familia, nosotros tenemos la suerte de tener al deporte como común denominador y eso nos ayuda a encontrarnos en los tiempos extras. Con hijos de 17, 15, 14 y 12 no es fácil. Los chicos no te incluyen en su vida, pero logramos esto y su pasión es nuestra pasión. Además,  tenemos una hija más, por parte de mi marido. No son 4, son 5! Hoy compartimos todo y eso me pone muy contenta, pero el ritmo familiar lo encontré hace dos años”.

¿Cómo te ves en 10 años?
“Yo siento que la empresa está en piloto automático. Se trabajó y se logró mucho. Creo que vamos a seguir creciendo, aunque me asusta mucho el tema del país, pero después nos veo más grandes de lo que somos hoy. Es difícil parar un crecimiento, eso no se elige.
En el plano personal me veo disfrutando mucho más de la vida…dándome mucho más gustos… cada vez más… ¡De acá a 10 años voy a ser el colmo de cómo voy a disfrutar!”
  

Comentarios