La química que produce un momento placentero, la seguridad de sentirse bien y la sensación de felicidad van a dar resultados rejuvenecedores en nuestra piel. Este comportamiento ha sido estudiado por investigadores para encontrar una fórmula que, atrapada en un producto cosmético, traslade el secreto de la felicidad a nuestro cuidado diario”, explica la licenciada en Química Paula Schaievitch, de la Asociación Argentina de Químicos Cosméticos.
No se trata sólo de un concepto de mercado. La cosmética de la alegría o felicidad, tal como se la ha bautizado en términos de marketing, nace de la investigación: “La neurocosmética es la administración de fármacos cuya acción neurofisiológica resulta en determinados beneficios cosméticos, tanto estéticos como de bienestar. Este procedimiento indirecto es diferente del tratamiento cosmético habitual, que actúa directamente sobre la parte del cuerpo que se desea mejorar”, explica Matilde Otero Losada, neurofarmacóloga Ph.D e investigadora independiente del CONICET. Y Patricia Dermer, licenciada en Química y directora de Lidherma, continúa: “La neurocosmética reúne productos específicos que pueden conectar los sentidos con el sistema nervioso central y desde allí modificar el ánimo. Cuando estos cosméticos se colocan sobre la piel, liberan endorfinas, consideradas hormonas del bienestar, que repercuten en el estado de ánimo y este, a su vez, repercute sobre la apariencia”.
Si estás en la búsqueda de la felicidad, conseguí estos productos:
Guerlain lanzó una línea llamada Happylogy, con un complejo de proendorfinas que acelera la generación de estas hormonas.
Lancôme tiene su gama Hydrazen, que produce un efecto desestresante a través de la relajación de las terminales nerviosas de la piel.
Kenzoki promete renovar energías, generar euforia y relajar
L’Oréal Paris ha desembarcado en Europa y Estados Unidos con su línea Happy Derm, que también incorpora pro-endorfinas.
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