Disfrutar de una buena copa de vino acompañada con quesos y panes es una experiencia sensorial que podemos vivir a diario. La combinación de sabores multiplica el placer y para eso es importante saber cómo maridarlos.
Por Federico Schneidewind
Periodista especializado en vinos y bebidas.
Publicado en Doquier Nº 76
Nuestro país ocupa el séptimo lugar entre los
productores mundiales de quesos y es el quinto productor de vinos a nivel
global. Con estos datos, suena lógico que la combinación de ambos ocupe un
lugar preferencial entre nosotros.
Degustar un buen queso junto a una copa de
vino es un placer que se puede convertir en toda una pasión. Conocer algo más
al respecto nos permitirá llevar la experiencia un paso más allá en este
universo de texturas, aromas y sabores.
Juntos
es mejor
Se le llama maridaje al arte de combinar
alimentos con bebidas. Analizar el tipo de alimentos con que se puede combinar
un vino es indispensable para lograr armonía entre los sabores de la bebida y
los de la comida. También es importante considerar la textura y el aroma de
cada plato para decidir qué bebida elegir a la hora de acompañar las comidas.
Tipos
de maridajes
Los maridajes más habituales son:
- Por complementación: los sabores del vino y
de los alimentos son parecidos, por lo tanto se refuerza la gama de ambos
sabores. Por ejemplo, un alimento suave intensifica el sabor de un vino suave y
viceversa. Los vinos dulces servidos con tartas de fruta crean un maridaje por
complementación.
Esta combinación busca el matrimonio perfecto,
la sintonía entre comida y bebida, la exaltación y potenciación de los sabores.
La clave acá es identificar sabores y sensaciones similares en ambas partes, la
sólida y la líquida, y fusionarlas en la boca.
- Por contraste: en este caso la intensidad de
los sabores del vino y de los alimentos es distinta. Se trata de encender la
chispa entre polos opuestos, lo dulce y lo salado, lo cremoso y lo ligero, con
el fin de generar placer y buen gusto mediante el contraste. Un buen contraste
permite resaltar uno de los dos elementos o enfrentarlos, si es que ambos
tienen mucho carácter. Por ejemplo, podemos maridar un queso azul (salado) perfectamente
con un vino de Oporto (dulce) obteniendo magníficos resultados.
Hay diferentes maneras de buscar la unión
entre el vino y los alimentos, más allá de que uno prefiera complementar o
contrastar los sabores, es conveniente romper ciertas reglas para descubrir
nuevas sensaciones.
Enlaces
para probar
Algunas referencias para combinar quesos y
vinos:
- Los espumantes y el champagne maridan
espectacularmente con los quesos de pasta blanda.
- Los vinos blancos, en general, armonizan
mejor con el queso que los tintos.
- Los rosados se llevan muy bien con quesos
frescos.
- Los vinos con carácter se ajustan bien con
quesos ahumados y aromáticos.
- Los vinos dulces, como el Oporto, o los
blancos de cosecha tardía, hacen un buen contraste con queso azul.
Dejar volar nuestra imaginación puede jugar un
papel importante en esta cuestión. Sobre maridajes no existen reglas ni
limitaciones más que las fijadas por uno mismo y probando se encuentra el
gusto, así que a intentar formar la pareja ideal para descubrir la combinación
perfecta para nuestro paladar.
También con burbujas
Los espumantes en general son vinos más
versátiles y acompañan bien casi todo tipo de alimentos. Van muy bien con
quesos, y los más indicados son los de pasta semiblanda, pero con buen sabor,
como pueden ser el brie o el camembert, aunque también un parmesano podría
crear un buen maridaje. Otra recomendación es acompañar un espumante dulce con
un buen queso azul o roquefort.
Comentarios
Publicar un comentario