El diseñador presentó una colección depurada y sutil en donde la cintura femenina
cobró gran protagonismo. El blanco, el rosa y el negro dominaron la paleta de
colores. La icónica chaqueta se transformó en un bolero con hombros redondeados
y mangas 3/4. Los vestidos confeccionados
en telas vaporosas combinaban a la perfección con géneros más armados creando así
volúmenes en pechos y caderas. Corsets bordados con lentejuelas y piedras se presentaron
con zapatillas deportivas que inyectaron juventud y osadía a los conjuntos.
El cierre del desfile estuvo a cargo de la musa del diseñador, Cara Delevingne, vestida de novia y Hudson, hijo de la modelo Brad Kroening
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